Dania se mudó con su madre a una casa la cual llevaba muchos años sin habitar. En 5 años habían pasado por la casa más de 13 familias que nunca lograban quedarse a vivir en ellas. Los vecinos del lugar se sorprendieron al ver que nuevamente la antigua mansión sería habitada, esta vez por una joven y su madre.
La joven Dania solo tenía 16 años, y empezaría a estudiar en el Instituto del pueblo. Allí conoció a Tefani, una chica de su misma edad con la que lograría un nexo indescriptible.
Tefani le presentó a Dania al resto de su grupo: se trataban de Alexa, John y Kevin, el cual era el novio de Tefani. Juntos se divertían y pasaban horas haciendo cualquier actividad, hasta que un día se reunieron en la casa de Dania.
Dania les pidió que la ayudaran a limpiar el sótano de la antigua casa y mientras lo hacían encontraron un tablero de ouija. Los chicos lo tomaron a broma y decidieron jugar. Sin embargo Alexa, quien era la más joven del grupo, se tornó asustada, aunque finalmente los chicos la hicieron entrar al juego.
Los chicos se sentaron alrededor del tablero de ouija y empezaron a hacer las preguntas, cuando de repente las luces se apagaron. Dania, Tefani y Alexa se asustaron y gritaron al unísono. Y es que la pesadilla apenas comenzaba.
Poco a poco en la casa se empezaron a sentir ruidos extraños y en segundos los chicos se encontraban en una habitación sin salida y totalmente a oscuras.
—¿Podemos salir del juego? —preguntaron atemorizados.
El tablero indicaba la respuesta: No.
En minutos empezó a sentirse un olor intenso a azufre y a gas. La respiración comenzaba a dificultarse y la habitación comenzó a incendiarse en llamas. Cuando la madre llegó, era demasiado tarde para todos los chicos.
