La historia narrada por el Agripino quien afirma haber experimentado tal rareza. Agripino era una gran pescador de la región Lagoa do Carro, Pernambuco, Brasil, pescaba de todo desde Jacunda, jaibas y tilapias. Un día fue de pesca por la noche, como de costumbre, pero su esposa no quería que fuera de alguna manera, porque ella estaba muy enferma en ese momento. Ella le rogó que no fuera a pescar de cualquier manera, pero terco como una mula Agripino quería irse de pesca. Esa noche Agripino se sentía mal, y recordó la pelea que tuvo con su esposa porque ella no quería que se fuera de pesca por la noche. Entonces él lanza su red al río para olvidar tales pensamientos que lo turban.
De noche el río, luce siniestro y la oscuridad se apodera de la mayoría de los pescadores que llevan linterna de queroseno como Agripino que de repente tiene la impresión de haber visto dos ojos en el agua. Ojos rojos como un ascua. Su amigo de pesca casi borracho a orillas del río dice que los cocodrilos son los únicos que tienen esa habilidad de sacar los ojos del agua. Pero Agripino experimenta y dice que lo que vio no eran los ojos de cocodrilo.
Asustado y pensando en nada bueno, Agripino lanza su red al río. Él pezca algo pesado como un pez enorme y tira lentamente de la red y se dobla hacia abajo para ver lo que esta halando. Agripino toma su lámpara de gas y se acercarse a la red al máximo. Y para su sorpresa, vio a una mujer flotando en el agua con los brazos cruzados sobre el río toda morada. Agripino da un enorme grito y despega corriendo a casa. Al llegar hay varias personas en la casa, porque su esposa acababa de morir y para su sorpresa, ella estaba en la misma posición que estaba a la vista del río, sin hacer nada y completamente morada. Agripino nunca fue a pescar después de este evento. La historia fue contada por el propio Agripino en 2001 a un diario de Pernambuco, Brasil.