Erase una vez, en un pequeño pueblo recóndito, la leyenda del monstruo de La Laguna, que es de la siguiente manera: quien se acercara a La Laguna después de la media noche, y se atreviera a adentrarse en sus aguas, sobre todo en tiempos de luna llena, sería convertido en una criatura horrenda, que más nunca volvería a ser igual.
Dicen los cuentos de camino, narrados por los ancianos del pueblo, que una noche precisamente, de luna llena, un grupo de niños desobedientes y curiosos decidieron desobedecer a sus padres, e ir a bañarse en La Laguna. Desde esa noche la historia de este pueblo no volvió a ser la misma, de una entidad tranquila en la cual no se corría ningún tipo de peligro.
Los niños llegan a La Laguna, comienzan a bañarse en ella, y de repente cuando se encuentran más tranquilos y confiados, el agua se pone brusca y bravía, se empiezan a oír unos ruidos extraños como rugidos que provienen de las aguas internas de la misma, es ahí cuando entonces los pequeños hacen silencio, una fracción de segundo se miran unos a otros con la expresión del terror en sus caras y recuerdan la advertencia de sus padres.
Es allí en ese instante minúsculo cuando comienzan, a nadar queriendo salir del agua, pero hay una fuerza que se los impide, haciendo que cada uno de sus esfuerzos resultaran inútiles, comienzan a gritar en busca de ayuda, pero de pronto ya es demasiado tarde, y hay un silencio sepulcral que inunda todo a su paso.
Al día siguiente los padres notan y denuncian la desaparición de sus hijos, siendo evidente su desaparición, comienzan la búsqueda, no hay rastro alguno de los niños, solo sus ropas flotan en las aguas de La Laguna y así nace esta leyenda.